La Terrible traición de los hombre amables

19-04-2005






















Todo empieza sin darnos cuenta. Cuando cedemos un poco para ser
normales, según nos involucramos en diferentes ferias nos visten con un
traje.

Ellos son de mentira, no hay más que podredumbre detrás de sus ojos
puntiagudos y de sus mofletes recién afeitados-casi brillantes.
Quieren que no seamos dueños de cosas que no se pueden comprar, nos
quieren apartar de las flores amarillas y de las sonrisas de los gatos,
para que nos preocupen cosas como los índices bursátiles o la
producción de queso.

Dividen nuestra vidaen etapas estancas, cada una con sus
acontecimientos programados, como si debiéramos pasar de un cuarto a
otro cada cierto tiempo, y en cada uno se representara una obra de
teatro.

Yo no sé que quiero (porque mis deseos cambian cada rato y me someto
alegrmente a su dictadura) pero saldría corriendo si cada domingo
tuviera que pintarme los ojos para ver a mi novio-de pelo-bien-cortado.
Ni mi trayectoria, ni mis sueños podrán dibujarse en una hoja de papel
cuadriculado, porque he asumido todo su peso y su importancia, y sé
que arrastrarlos como una pesada bola de preso es mi condena y
también lo único que me convierte en un ser completo.

Epílogo: hay que huir de todos lo revisores que nos comprueban el billete, no tenemos poe qué dar explicaciones.

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