Dos Cero Uno Cero

Cuando era pequeña me encantaban las rutinas. Era un pequeño ser metódico que adoraba los ciclos, las fechas, plazos, normas, órdenes, grupos y subgrupos. Todavía soy un poco así, aunque no tanto. Durante años hice un ejercicio mental, bastante concienzudo, para dejar de ser tan cabecicubo, que consistía en no llevar reloj, o no mirarlo, no preparar por la noche la ropa que iba a llevar al día siguiente, no fijarme mucho en la gente que tenía alrededor, para no estudiarla y clasificarla, olvidarme de mis rutinas para levantarme, dormirme, poner la mesa e ir a comprar el pan.
¿Por qué era así? Creo que las normas me daban la sensación de que controlaba más mi mundo, y eso me daba la seguridad de la que carezco por mi carácter. Era imposible controlarlo todo, pero sí podía regir mi vida a base de normas.

Llega un año más y lo necesitamos, es nuestro comienzo de ciclo, una señal de tráfico en el tiempo, para estar seguros, para no perdernos en este caos que queremos controlar. ¿Qué otra cosa podemos hacer que celebrar el comienzo de un nuevo año?

Pues eso, a celbrarlo. Feliz 2010.



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