Dos Cero Uno Cero
Etiquetas:
aburrimientos,
pensamientos
Cuando era pequeña me encantaban las rutinas. Era un pequeño ser metódico que adoraba los ciclos, las fechas, plazos, normas, órdenes, grupos y subgrupos. Todavía soy un poco así, aunque no tanto. Durante años hice un ejercicio mental, bastante concienzudo, para dejar de ser tan cabecicubo, que consistía en no llevar reloj, o no mirarlo, no preparar por la noche la ropa que iba a llevar al día siguiente, no fijarme mucho en la gente que tenía alrededor, para no estudiarla y clasificarla, olvidarme de mis rutinas para levantarme, dormirme, poner la mesa e ir a comprar el pan.
¿Por qué era así? Creo que las normas me daban la sensación de que controlaba más mi mundo, y eso me daba la seguridad de la que carezco por mi carácter. Era imposible controlarlo todo, pero sí podía regir mi vida a base de normas.
0 comentarios:
Publicar un comentario